De las semillas se ven brotar ya ramas.
En febrero de 2020, tras diferentes encuentros, aprendizajes ensayo-error, odiseas burocráticas y un alto índice de humor , compañerismo e ilusión, Teyra nace oficialmente gracias al aporte de energía no sólo de sus socias fundadoras, sino de todo el equipo que ha sido partícipe de este transitar: compañeras, familia, amigas, otras cooperativas. A todas ellas y a las que seguirán estando o llegando, gracias.
Unir caminos vitales y co-crear un proyecto común tiene sus ventajas y sus desafíos,- ¡y más ahora en estos tiempos extraños y sobrevenidos!-. Siendo conscientes de ello quisimos aventurarnos a cavar un surquito en esta tierra canaria e intentar brotar desde la colaboración, el compromiso, la equidad y la horizontalidad.
Si bien los inicios de esta cooperativa quedaron marcados por un confinamiento social, tras esta etapa, fueron germinando algunos brotes. Esto nos acercó a diferentes realidades del archipiélago y dimos inicio al sentido de nuestro lema «transformar haciendo». Un proyecto de acompañamiento a ciudadanía organizada y administración para la adquisición y co-gestión de una «Casa común» en Gran Canaria; una formación a particulares sobre facilitación de grupos en Lanzarote; un proyecto de participación,cultura y medioambiente en los barrios de un pueblo en Gran Canaria o la facilitación de una parte del VI Foro de Agroecología y biodiversidad en Canarias, en Tenerife y Fuerteventura, hicieron de nuestro primer año como Teyra, junto a otras propuestas, una experiencia enriquecedora que ha ido regando y nutriendo el proceso de crecimiento de esta cooperativa, permitiendo además ramificar hacia un desafiante año 2021.
Con la energía recargada, comenzamos este nuevo año con nuevos proyectos, ampliación de redes y colaboraciones, nuevos retos, y ganas, muchas ganas de transitar esta andadura con todos los previstos e imprevistos que puedan aparecer en el camino.
Hace dos años, quien imaginaba esto